Los médicos hacen distintos tipos de operaciones para abrir un conducto lagrimal obstruido. Estas operaciones se hacen de manera ambulatoria y las llevan a cabo oftalmólogos pediátricos. Los niños suelen volver a casa el mismo día de la operación.
Las lágrimas deben drenar para que no se acumulen en la superficie del ojo y caigan por la cara. Cuando un conducto lagrimal está obstruido (y no drena bien), las lágrimas se acumulan, y el ojo lagrimea. Entre los signos de una obstrucción del conducto lagrimal, se incluyen los siguientes:
El oftalmólogo hará una exploración ocular completa para asegurarse de que su hijo tiene una obstrucción del conducto lagrimal y para descartar cualquier otro problema ocular que podría provocar síntomas similares. El médico es posible que también le haga a su hijo una sencilla e indolora prueba con un colorante. Aplicando un colorante especial dentro del ojo, el médico puede medir la cantidad de lágrimas que fabrica el ojo y comprobar si drenan bien hacia la nariz.
A veces, los oftalmólogos abren los conductos lagrimales a los recién nacidos en su consulta sin necesidad de usar anestesia. Los bebés (no los recién nacidos) y los niños mayores deben ir a un hospital o clínica para que los operen con anestesia (un medicamento que les permitirá estar dormidos durante la operación sin sentir ningún tipo de dolor).
Los oftalmólogos pueden hacer distintos tipos de procedimientos quirúrgicos (o una combinación de varios de ellos) para abrir los conductos lagrimales:
El procedimiento dura entre 10 y 20 minutos, según el tipo que se realice.
Las desobstrucciones del conducto lagrimal son unos procedimientos frecuentes y seguros. Pero todas las operaciones conllevan algún riesgo, como la infección, las hemorragias y los problemas con la anestesia.
Y a veces, un conducto lagrimal se puede volver a obstruir.
Su hijo podría notar algunas molestias después del procedimiento. Es común que los niños tengan algunas lágrimas con sangre o teñidas de rosa y una leve hemorragia nasal durante los primeros 1 o 2 días después del procedimiento.
Es posible que el médico recete a su hijo antibióticos en forma de gotas oculares, y que le dé instrucciones sobre cómo cuidar de él cuando esté en casa. Use los medicamentos exactamente tal y como se los haya recetado el médico. Tanto los bebés como los niños suelen mejorar una semana después de haberse operado.
Llame al médico de su hijo si su ojo:
Si las lágrimas de su hijo son sanguinolentas o si a su hijo le duele mucho el ojo, llame al médico o diríjase a un servicio de urgencias médicas de inmediato.
Reviewed by: Daniel J. Lattin, MD
Date Reviewed: Mar 10, 2022