Las malformaciones venosas son venas que no se han desarrollado del modo habitual en un lugar del cuerpo. Las venas de una malformación venosa suelen ser más grandes y estar más enmarañadas que las venas normales. Si la malformación venosa se encuentra cerca de la piel, suele verse como una mancha granate, azul o púrpura.
Los niños con malformaciones venosas nacieron con ellas, pero es posible no se vean hasta más tarde, cuando son más grandes o cuando las venas se han estirado. Las malformaciones venosas que se encuentran en lo profundo de los músculos o el cuerpo tal vez no se detecten hasta que el niño tenga dolor o inflamación. Las malformaciones venosas crecen a medida que crece el niño y quizás se noten más debido a una lesión o una extirpación parcial.
Los niños con una malformación venosa pueden tener los siguientes síntomas:
Las malformaciones venosas son el tipo más común de malformaciones vasculares (también llamadas "anomalías vasculares"). Se trata de problemas que ocurren cuando los vasos sanguíneos (las arterias, las venas o los vasos linfáticos) no se desarrollan como deberían.
La mayoría de ellas no tienen una causa clara, pero unas pocas se deben a afecciones genéticas y pueden ser hereditarias.
Las siguientes son algunas de las afecciones genéticas en las que aparecen malformaciones venosas:
Para diagnosticar una malformación venosa, los médicos suelen basarse en la historia clínica del niño, en fotos e imágenes de la malformación venosa y en un examen físico.
Para obtener más información sobre el modo en el que la malformación venosa está unida a otros vasos sanguíneos y para ver si hay órganos internos afectados, el médico puede pedir las siguientes pruebas de diagnóstico por imagen:
El tratamiento de las malformaciones venosas puede ser muy difícil y, con frecuencia, las malformaciones quedan después del tratamiento. Es por eso que solo se las trata si:
Las malformaciones vasculares que afectan a órganos internos o se encuentran en áreas sensibles (como el rostro, el cuello, las manos o los pies) deben ser controladas por un especialista en malformaciones vasculares.
Tal vez sea necesaria la participación de médicos de diferentes especialidades para el tratamiento y este puede incluir lo siguiente:
Las malformaciones venosas crecen al ritmo de crecimiento del niño; es por eso que suelen aumentar de tamaño a medida que el niño crece. Es importante el seguimiento regular con el médico de su hijo.
Los médicos continúan investigando para encontrar tratamientos y maneras de prevenir la reaparición después de los tratamientos. Se están logrando avances en las investigaciones genéticas y en nuevos medicamentos para estos y otros problemas vasculares. Es posible que, en los próximos años, dispongamos de nuevos tratamientos.
Los niños pueden sentirse inseguros o avergonzarse por el aspecto de su malformación venosa. Asegúrese de apoyar a su hijo emocionalmente. Le puede ayudar el hecho de contactar con un grupo de apoyo en su localidad, donde otras familias puedan hablar sobre lo que les funciona a ellas. Pida recomendaciones al equipo médico que atienda a su hijo. También puede buscar por internet:
• The Vascular Birthmarks Foundation
Hablar con un terapeuta puede ayudar a los niños y adolescentes que se sienten tristes o molestos por una malformación linfática o el tratamiento.
Reviewed by: Scott L. Davis, MD
Date Reviewed: Jan 1, 2021