La intolerancia a la lactosa ocurre cuando una persona tiene problemas para digerir la lactosa, un azúcar se encuentra en la leche y los productos lácteos.
Si la gente con intolerancia a la lactosa ingiere productos lácteos, la lactosa se deposita en sus intestinos, generando gases, retortijones abdominales, hinchazón y diarrea.
Algunas personas con intolerancia a la lactosa pueden tomar cantidades reducidas de lácteos sin problemas. Pero hay otras que tienen muchos problemas digestivos y tienen que evitar los lácteos por completo. Hay muchos alimentos, bebidas y ayudas digestivas disponibles para ayudar a abordar la intolerancia a la lactosa.
Normalmente, cuando comemos algo que contiene lactosa, hay una enzima presente en el intestino delgado llamada lactasa que se encarga de descomponer la lactosa en dos azúcares simples. El torrente sanguíneo absorbe esos azúcares simples, que se convierten en energía.
En la intolerancia a la lactosa, el cuerpo no fabrica suficiente cantidad de lactasa para descomponer la lactosa. Por eso, la lactosa no digerida se deposita en el tubo digestivo y es descompuesta por bacterias, lo que provoca gases, hinchazón, retortijones abdominales y diarrea.
La intolerancia a la lactosa es una afección bastante frecuente. Los niños y los adolescentes tienen menos probabilidades de desarrollarla que los adultos, pero hay muchas personas que se vuelven intolerantes a la lactosa durante la etapa adulta. Algunos profesionales de la salud conciben la intolerancia a la lactosa como algo normal en los seres humanos, en vez de como una enfermedad o un problema de salud importante.
Aparte de por la edad, las personas se pueden volver intolerantes a la lactosa debido a su:
La intolerancia a la lactosa puede causar una amplia variedad de síntomas. Todo depende de la cantidad de lácteos u otros alimentos con lactosa que consuma una persona y de la cantidad de lactasa que fabrique su cuerpo.
Generalmente, entre 30 minutos y 2 horas después de comer alimentos con lactosa, una persona con intolerancia a la lactosa tendrá:
Para diagnosticar una intolerancia a la lactosa, los médicos preguntan sobre los síntomas del niño y su dieta. Los médicos pueden mandar la prueba del aliento, o del hidrógeno espirado, donde se compara la concentración de hidrógeno en el aliento antes y después de beber lactosa. Normalmente, se detecta muy poca cantidad de hidrógeno en la respiración de una persona. Pero la lactosa no digerida se descompone en el colon y genera diversos gases, como el hidrógeno.
Si a su hijo le hacen la prueba del aliento, empezará soplando en un tubo para que le tomen la muestra inicial. Después, se tragará un líquido que contenga lactosa, esperará un rato y volverá a soplar en el tubo. Su hijo irá soplando en el tubo cada media hora durante 2 horas y le irán midiendo las concentraciones de hidrógeno en el aliento. Si su hijo tiene intolerancia a la lactosa, sus concentraciones de hidrógeno subirán con el paso del tiempo.
Los médicos también pueden saber si una persona puede digerir la lactosa determinando la presencia de lactasa en una endoscopía. Durante este procedimiento, los médicos ven el interior del intestino insertando en la boca un tubo largo con una luz y una cámara diminuta en el extremo.
El médico puede tomar pequeñas muestras de tejido y hacer fotografías del interior del tubo digestivo. La cantidad de la enzima lactasa se puede medir en una de esas muestras.
Los niños y los adolescentes pueden controlar su intolerancia a la lactosa bebiendo menos leche y comiendo menos productos lácteos. La mayoría de ellos pueden seguir comiendo cantidades reducidas de lácteos. Pero necesitan ingerir lácteos junto con otros alimentos que no contengan lactosa y no comer nunca demasiada cantidad de lácteos a la vez. Por ejemplo, en lugar de tomarse un batido de leche a secas, dígale a su hijo que se lo tome mientras merienda un bocadillo que no contenga nada de lactosa.
Hay otros productos lácteos, como el yogur y el queso, que son más fáciles de digerir que la leche. La leche sin lactosa también es una buena forma de incorporar el calcio a la dieta sin problemas. También puede ayudar el hecho de llevar un diario para aprender qué alimentos se toleran y cuáles no.
También pueden ayudar los suplementos de lactasa. Si se toman justo antes de ingerir alimentos problemáticos, ayudan al cuerpo a digerir la lactosa. Esto sirve para prevenir el dolor, los retortijones, la hinchazón abdominal, los gases y la diarrea.
Los productos lácteos son la mejor fuente de calcio, un mineral que es importante para el crecimiento de los huesos. Los niños y los adolescentes en proceso de crecimiento necesitan aproximadamente 1.300 miligramos de calcio cada día. Por eso, los expertos recomiendan que las personas con intolerancia a la lactosa incluyan algún lácteo en su dieta.
También pueden ingerir productos no lácteos ricos en calcio, como:
Es una buena idea hablar con un dietista titulado. Este profesional puede ayudar a su hijo a encontrar alternativas a los lácteos que formen parte de una dieta saludable, equilibrada y rica en calcio para que pueda tener unos huesos fuertes. Algunos niños pueden tener que tomar suplementos de calcio y de vitamina D.
Para ayudar a su hijo a abordar su intolerancia a la lactosa:
Reviewed by: J. Fernando del Rosario, MD
Date Reviewed: Mar 10, 2020