TDAH son las siglas del trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Se trata de una afección médica. Una persona con TDAH presenta diferencias en el desarrollo cerebral y en la actividad cerebral que afectan a la atención, la capacidad de estarse quieto y el auto-control. El TDAH puede afectar a los niños en la escuela, en casa y con sus amigos.
En algunos momentos, a todos los niños les cuesta prestar atención, escuchar y seguir instrucciones, estarse sentados y quietos o esperar su turno. Pero en los niños con TDAH, este tipo de dificultades son mayores y ocurren más a menudo.
Los niños con TDAH pueden presentar signos en algunas o en todas estas áreas:
A veces, los padres y los maestros notan signos del TDAH cuando el niño es muy pequeño. Pero es normal que los niños pequeños sean despistados, inquietos, impacientes o impulsivos; estas características no siempre indican que un niño tiene un TDAH.
La atención, la capacidad de adecuar el nivel de actividad al entorno y el auto-control se van desarrollando poco a poco, a medida que los niños van creciendo. Los niños aprenden estas habilidades con la ayuda de sus padres y maestros. Pero algunos niños no mejoran mucho en prestar atención, bajar el ritmo, escuchar o saber esperar. Cuando estas características prosiguen en el tiempo y empiezan a causar problemas en la escuela, en casa o con los amigos, es posible que se trate de un TDAH.
No está claro qué es lo que causa las diferencias cerebrales propias del TDAH. Existen pruebas claras de que el TDAH es en gran medida hereditario. Muchos niños con TDAH tienen un padre o un pariente con TDAH. Los niños también son más proclives a tener un TDAH cuando nacen antes de tiempo, se exponen a toxinas ambientales o sus madres consumen drogas durante el embarazo.
El TDAH no se debe a que un niño haya pasado demasiado tiempo delante de la pantalla, a una educación inadecuada o a que haya ingerido demasiado azúcar.
Si cree que su hijo tiene un TDAH, programe una cita con su médico. El médico le hará una revisión, que incluirá la evaluación de la vista y del oído, para estar seguro de que no hay otra afección que le pueda estar causando los síntomas.
Para diagnosticar un TDAH, los médicos empiezan haciendo preguntas sobre la salud, el comportamiento y la actividad del niño. Hablan con los padres y con el mismo niño sobre las cosas que hayan detectado. Es posible que el médico de su hijo le pida que complete una lista de comprobación sobre el comportamiento de su hijo y que también le entregue una lista al maestro de su hijo.
Después de reunir toda esta información, los médicos diagnostican un TDAH si está claro que:
Muchos niños con TDAH también tienen problemas de aprendizaje, conductas oposicionistas y desafiantes, problemas de ansiedad o en el estado de ánimo. Los médicos los suelen tratar junto con el TDAH.
De ser necesario, el médico puede remitir a su hijo a un psicólogo o psiquiatra.
El tratamiento del TDAH suele incluir:
El tratamiento adecuado ayuda a mejorar el TDAH. Los padres y los maestros pueden enseñar a los niños más pequeños a gestionar mejor su atención, su comportamiento y sus emociones. Conforme se van haciendo mayores, los niños deben ir aprendiendo a mejorar su atención y su auto-control.
Cuando el TDAH no se trata, a los niños les resulta difícil salir adelante. Esto puede derivar en tener una baja autoestima, depresión, comportamiento rebelde y desafiante, fracaso escolar, asumir conductas de riesgo y conflictos familiares.
Si a su hijo le diagnostican un TDAH:
El TDAH puede mejorar cuando los niños reciben tratamiento, comen alimentos saludables, hacen suficiente ejercicio físico, duermen lo suficiente y tienen unos padres que los apoyan y que saben cómo responder al TDAH.
Reviewed by: Shirin Hasan, MD
Date Reviewed: Jun 30, 2020