La espondilolistesis ocurre cuando la parte anterior de una vértebra (huesecito de la columna vertebral) se desliza sobre la vertebra que está debajo. En los niños y adolescentes suele ser una complicación de la espondilolisis, y una causa frecuente de dolor en la espalda inferior en estos grupos de edad.
Los casos leves de espondilolistesis se curan con reposo y otros tratamientos "conservadores" (no quirúrgicos). A veces, la afección puede ser grave y puede necesitar cirugía para solucionarla.
La columna vertebral cuenta con 33 huesecitos llamados “vértebras”. Nueve vértebras están fusionadas entre sí para formar el coxis y las otras 24 vértebras se encuentran en la espalda. Las vértebras lumbares son las de la parte inferior de la espalda, encontrándose muy cerca del coxis. Es aquí donde suele ocurrir la espondilolistesis.
A veces, las partes anterior y posterior de las vértebras no están conectadas. Esto ocurre debido a una espondilolistesis o una fractura (rotura) en la parte de la vértebra llamada istmo o porción interarticular. Cada vértebra tiene dos istmos, uno en el lazo izquierdo y otro en el lado derecho. Si ambas porciones articulares se fracturan, la parte anterior de la vértebra se puede desplazar desde la posterior.
La mayoría de la veces las parte anterior se desplaza solo un poco. Pero si se desplaza mucho, puede hacer que la médula espinal y las raíces de los nervios queden comprimidas.
Algunos niños nacen con espondilolistesis y algunos casos son probablemente de base genética (los padres se los trasmiten a sus hijos). La espondilolistesis puede empeorar mientras los niños están creciendo e incluso en la etapa adulta.
Muchas personas con espondilolistesis no saben que la tienen. Sus espaldas pueden estar bien a pesar de tener vértebras fuera de sitio.
Cuando la espondilolistesis se asocia a síntomas, estos suelen incluir los siguientes:
Si una vértebra se desliza lo suficiente como para presionar la médula espinal o nervios de menor tamaño, puede provocar un mayor dolor y, en casos más graves, hasta lesiones en los nervios. Entre sus signos, se incluyen los siguientes:
Los niños pequeños se exponen más a desarrollar espondilolisis y espondilolistesis porque sus huesos aún están creciendo, sobre todo durante los estirones.
Los niños y adolescentes que hacen deporte o actividades físicas que fuerzan la espalda inferior o que implican muchos estiramientos de esta parte de la espalda, como el fútbol americano, el levantamiento de pesas, la gimnasia artística, el vóleibol, el ballet, el golf y la lucha libre, son más proclives a desarrollar estos problemas.
Aparte de hacerles un examen, los profesionales de la salud solicitarán radiografías de la parte inferior de la espalda para saber si un paciente suyo padece espondilolistesis. Las radiografías permiten ver si las vértebras se han deslizado y están fuera de sitio.
A veces piden otras pruebas de diagnóstico por la imagen, como una tomografía computada (o TC) o una resonancia magnética lumbar (RM), para hacerse una mejor idea de cómo está la espalda y para saber si las vértebras desplazadas están afectando a los nervios.
La mayoría de los niños con espondilolistesis mejoran con reposo y haciendo ejercicios para estirar y reforzar la espalda. Solo en los casos graves se necesita operar para corregir esta afección.
Como con la espondilolisis, lo más probable es que los profesionales de la salud recomienden:
Los tratamientos conservadores suelen bastar para corregir el dolor asociado a espondilolistesis.
En los casos más graves, puede ser necesario aplicar procedimientos quirúrgicos. En este caso,
Si la espondilolistesis que causa síntomas no se diagnostica y trata, los niños pueden tener dolor de espalda crónico y pérdida de flexibilidad. En algunos casos, el grado de deslizamiento puede empeorar con el tiempo.
La espondilolistesis es difícil de prevenir porque se puede dar de repente o bien a lo largo del tiempo. Un niño con espondilolistesis puede ayudar a prevenir su avance tomándose tiempo para descansar y curarse, tal y como le indique su profesional de la salud.
Los atletas jóvenes pueden ayudar a reducir el riesgo de este y de otros problemas de espalda del siguiente modo:
Los deportes y actividades que pueden causar espondilolisis y espondilolistesis suelen ser muy competitivos y atraen a niños y adolescentes motivados y resueltos. Por lo tanto, es importante que tenga en cuenta el temperamento de su hijo a la hora de abordar estos problemas y el proceso de recuperación.
Aparte de sus propios deseos de retomar las actividades que le encanta hacer, los niños y los adolescentes también pueden estar bajo la presión de volver a hacer deporte procedente de entrenadores, compañeros de equipo e, incluso, sus propios padres. Pero es muy importante retomar la actividad o el deporte de una forma segura. Los niños deben recibir el visto bueno de su profesional de la salud antes de retomar las actividades que requieran esfuerzo físico y el deporte.
Una vez se hayan recuperado, los niños y adolescentes necesitan seguir practicando las técnicas adecuadas, así como mantener las medidas de seguridad en el deporte que hayan aprendido. Deben mantener una buena flexibilidad y fortaleza en el torso, y hacer descansos entre temporadas deportivas, partidos y competiciones. El dolor de la espondilolisis y la espondilolistesis puede reaparecer si los niños no mantienen adecuadamente la fuerza del torso y una buena flexibilidad.
Asimismo, asegúrese de que su hijo sabe detener de inmediato cualquier actividad que le provoque dolor. Y de que visite a su profesional de la salud y no vuelva a hacer deporte o actividades físicas hasta que le desaparezca el dolor.
Reviewed by: Suken A. Shah, MD, Bernadette Fulweiler, APN
Date Reviewed: Jan 10, 2022