Una crisis convulsiva es una actividad eléctrica cerebral inusual. Normalmente, la actividad eléctrica cerebral implica que neuronas (células nerviosas) de distintas áreas cerebrales envían señales en momentos diferentes. Pero, durante una crisis convulsiva, muchas neuronas se activan al mismo tiempo.
Dependiendo de dónde ocurra la crisis convulsiva, puede causar cambios en el comportamiento, los movimientos o los sentimientos. Una crisis convulsiva que afecta a ambos lados del cerebro se llama crisis generalizada. Una crisis convulsiva que afecta solo a un lado del cerebro se llama crisis focal.
Una crisis de ausencia es un tipo de convulsión generalizada. Durante este tipo de convulsiones, la persona no se da cuenta de lo que sucede a su alrededor.
Alguien que está teniendo una crisis de ausencia deja repentinamente lo que está haciendo y mira fijamente al vacío. También puede:
Una persona puede tener varias crisis de ausencia en un día. Las personas suelen no recordar que han tenido una crisis. Estas crisis convulsivas a menudo pueden confundirse con soñar despierto o falta de atención.
Las crisis de ausencia suelen durar unos 20 segundos. Después de la crisis, la mayoría de los niños regresan a lo que estaban haciendo justo antes de que comenzara la convulsión como si nada hubiera pasado. Pero no recordarán lo que pasó, o si alguien les habló durante la convulsión. En raras ocasiones, un niño puede sentirse confundido o cansado, tener dolor de cabeza u otros síntomas. Esto se llama fase postictal. Suele durar unos pocos minutos, pero puede durar más. Esta fase puede ocurrir si un niño tiene muchas crisis de ausencia en un día o si ocurren muy seguidas.
Se cree que las crisis de ausencia son genéticas, aunque es posible que un niño no siempre tenga un familiar con crisis convulsivas o epilepsia. A veces se deben a mutaciones genéticas.
Cualquier persona puede tener crisis de ausencia, pero las que tienen más probabilidades de contraer esta afección son:
Si su hijo ha tenido una crisis de ausencia, lo más probable es que su médico quiera que lo vea un neurólogo pediátrico (un médico que trata los problemas del cerebro, la médula espinal y otras partes del sistema nervioso en los niños). El neurólogo hará preguntas sobre lo que sucedió durante la crisis, realizará un examen y pedirá que se haga un EEG para medir la actividad de las ondas cerebrales.
Los médicos tratan las crisis de ausencia con medicamentos anticonvulsivos. Para algunos niños, las crisis no tratadas pueden empeorar con el tiempo y pueden afectar el aprendizaje, el desarrollo o el comportamiento. La mayoría de los niños pueden controlar completamente las crisis tomando el medicamento.
Alrededor del 60% de los niños superan las crisis de ausencia en la adolescencia, especialmente si los medicamentos han funcionado bien para controlarlas. Aquellos que no las superan pueden tener crisis en la edad adulta, pero los medicamentos pueden ayudar a controlarlas.
Las crisis de ausencia son breves y, por lo general, no provocan ninguna lesión física. Sin embargo, en casos excepcionales, algunos niños pueden tener crisis convulsivas en todo el cuerpo. Esto puede suceder si un niño tiene muchas crisis de ausencia en un día o muchas crisis seguidas. También pueden aparecer problemas de aprendizaje y comportamiento. Hable con el neurólogo de su hijo si le preocupan estos problemas.
El médico de su hijo lo ayudará a crear un plan para su hijo y le hablará sobre:
Si su hijo vuelve a tener una crisis, registre:
Esta información ayudará al médico de su hijo a encontrar el mejor tratamiento para sus crisis.
Si su hijo tiene crisis convulsivas, tranquilícelo asegurándole que no está solo. El médico de su hijo y el equipo médico que lo atiende pueden responder a sus preguntas y darle apoyo. También pueden recomendarle un grupo de apoyo en su localidad. Las organizaciones en línea también lo pueden ayudar, como las siguientes:
Reviewed by: Lily Tran, MD, Andrew I. Mower, MD
Date Reviewed: Feb 1, 2022