La poliomielitis es una infección causada por un virus llamado "poliovirus". Antes era muy frecuente y muy temida en Estados Unidos, porque causaba parálisis y podía ser mortal. Después de que los médicos empezaran a administrar la vacuna contra la poliomielitis en la década del año 1950, la cantidad de casos de esta enfermedad se redujo rápidamente.
La poliomielitis sigue siendo un problema en partes de Asia y de África. Aunque se trata de una enfermedad muy poco común en los EE. UU. (con solo un caso diagnosticado desde 2013), aún puede ocurrir, especialmente en personas que no recibieron la vacuna contra la poliomielitis.
La mayoría de las personas con poliomielitis no presentan ningún síntoma.
Algunas personas solo presentan leves síntomas gripales, de modo que pueden no saber que han contraído una poliomielitis. Entre sus posibles síntomas, se incluyen los siguientes:
Raramente, el virus afecta al cerebro y a la médula espinal, pudiendo causar síntomas mucho más graves, como:
La poliomielitis es muy contagiosa. El virus entra en el cuerpo a través de la boca y crece dentro de la garganta y de los intestinos. Y se trasmite a otras personas a través de la saliva y de las heces (cacas). La gente puede entrar en contacto con el virus cuando:
Una persona infectada puede tener el virus en la garganta durante 1–2 semanas y en las heces durante hasta 6 semanas o más. Incluso las personas que no presentan síntomas pueden trasmitir el virus de la poliomielitis a otras personas.
La poliomielitis no tiene cura, pero los tratamientos pueden ayudar a controlar sus síntomas. Los casos leves se suelen tratar con reposo y abundante consumo de líquidos.
Aquellas personas que tengan dolor muscular tomarán medicamentos para aliviar el dolor y harán fisioterapia para poder seguir moviendo los músculos. Si se vieran afectados los músculos que participan en la respiración, los pacientes pueden necesitar la ayuda de un respirador mecánico (una máquina que ayuda a respirar). El respirador desplaza el aire hacia dentro y hacia afuera de los pulmones hasta que la persona sea capaz de respirar por sí sola.
La gente con síntomas leves suele poder hacer una recuperación completa al cabo de 1-2 semanas. Las personas cuyos síntomas sean más graves pueden estar débiles y hasta paralizadas durante el resto de la vida, y algunos hasta pueden llegar a morir debido a esta enfermedad.
Después de recuperarse de una poliomielitis, algunas personas pueden desarrollar el síndrome post-polio hasta 30 o 40 años después de haber contraído la enfermedad. Con el tiempo, desarrollan dolores o debilidad muscular o articular y pueden estar sumamente cansadas.
La poliomielitis es una enfermedad que se puede prevenir. La mejor manera de proteger a sus hijos consiste en asegurase de que se ponen la vacuna antipoliomielítica. Esta vacuna hace que el sistema inmunitario, encargado de luchar contra las infecciones, fabrique anticuerpos contra el virus de la poliomielitis. Y esos anticuerpos lucharían contra el virus de la poliomielitis si entraran en el cuerpo.
En EE. UU., los niños reciben la vacuna contra el poliovirus inactivado (IPV) cuando tienen 2 meses, 4 meses, 6 a 18 meses y 4 a 6 años. La IPV contiene una forma inactivada del virus, por lo que no puede causar la poliomielitis.
En otras partes del mundo, los niños pueden recibir la vacuna oral contra la poliomielitis (OPV), que contiene una forma débil del virus vivo. Esta vacuna en forma líquida es más barata y más fácil de administrar. Al no ser en forma de inyección, no la tiene que administrar personal sanitario que sepa poner inyecciones.
La vacuna OPV estará presente en la saliva y en las heces de las personas que se pongan la vacuna. Por lo tanto, la pueden trasmitir a otras personas de la misma forma que el virus de la poliomielitis. Si la trasmiten a una persona que no esté vacunada, puede desencadenar la fabricación de anticuerpos contra el virus de la poliomielitis por parte de su sistema inmunitario. Y esa persona será inmune al virus a pesar de no haberse puesto la vacuna directamente.
OPV puede, en muy raras ocasiones, causar polio porque contiene el virus vivo debilitado. Por lo general, esto solo sucede si el virus debilitado se propaga durante mucho tiempo en una comunidad y tiene la posibilidad de mutar (cambiar) a una versión más agresiva. Este es el motivo por el cual OPV se dejó de usar en Estados Unidos.
Las dosis de VPO administradas antes de abril del 2016 se aceptan como dosis administradas en las cartillas vacunales de Estados Unidos. Pero las dosis administradas después de esa fecha, no se aceptan.
Los grupos de salud que trabajan para erradicar la poliomielitis en todo el mundo han tenido mucho éxito. Pero hay algunos países donde todavía hay casos de poliomielitis. En raras ocasiones, en países donde la poliomielitis no suele propagarse, una persona no vacunada puede infectarse si se expone a alguien que recibió la OPV. Por eso es muy importante que los niños reciban todas las dosis recomendadas de la vacuna antipoliomielítica.
La mayoría de los adultos en los EE. UU. se han puesto la vacuna cuando eran niños y no necesitan vacunarse nuevamente. Pero algunos pueden recibir una dosis de refuerzo única si están en riesgo de exposición a la poliomielitis. Este puede ser el caso de los adultos vacunados que:
Si tiene pensado viajar fuera de Estados Unidos sobre todo a África y Asia (donde aún hay casos de esta enfermedad), asegúrese de que usted y sus hijos se hayan puesto todas las vacunas antipoliomielíticas necesarias.
Hable con su médico si no está seguro de si recibió la vacuna contra la poliomielitis cuando era niño o si tiene alguna pregunta al respecto..
Reviewed by: Elana Pearl Ben-Joseph, MD
Date Reviewed: Aug 10, 2022