"Estrés" es una de esas palabras que usamos con tanta frecuencia que puede resultar difícil saber qué significa. Existen diferentes niveles de estrés: ¿Sientes estrés, Estrés o ESTRÉS?
Cuando hablamos de los primeros niveles de estrés, nos referimos a las presiones normales de la vida diaria. Por ejemplo:
Los acontecimientos estresantes de todos los días no siempre son fáciles, pero tampoco son grandes desastres. De hecho, un poco de estrés diario puede ser bueno. Por ejemplo, el estrés que la mayoría de nosotros siente antes de hacer una presentación en una clase aumenta nuestra adrenalina y nos ayuda a lograr nuestro mejor desempeño. Cuanta más práctica tengamos con el manejo de los desafíos cotidianos, mejor podremos afrontar los desafíos en general.
Cuanta más práctica tengamos en hacer frente a estas situaciones, menos estrés sentiremos. Es como aprender a montar una bicicleta en la infancia: los pozos del camino pueden ser muy atemorizantes cuando no te sientes seguro y recién estás comenzando. Pero cuantos más pozos esquives, más confianza sentirás. Antes de que te des cuenta, ya estás haciendo equilibrio y controlando la situación.
El estrés cotidiano simplemente nos hace prestar atención a una situación que merece atención. Nos recuerda que debemos ir más lento, ponernos firmes, concentrarnos y prepararnos. Hacemos frente a estos factores de estrés cotidianos cuando estudiamos para los exámenes, practicamos para una presentación ante la clase o pensamos cómo resolver los problemas con un amigo. Una vez que ponemos manos a la obra para buscar una solución a un problema, la presión y el estrés disminuyen.
Además del estrés cotidiano, está el estrés de las situaciones difíciles de la vida: las que son bastante complejas pero no ocurren todos los días. No tenemos tanta práctica en enfrentar estos factores de estrés medianos (¡por suerte!).
Las mudanzas, los divorcios, una ruptura dolorosa con alguien que apreciamos o amamos, la muerte de alguien cercano, las emociones difíciles, los conflictos familiares; todas estas cosas pueden causar un estrés que lleva más tiempo resolver.
Tal vez parezca que los sentimientos que acompañan a estas situaciones estresantes jamás desaparecerán. Pero las habilidades que desarrollamos al hacer frente a los factores de estrés cotidiano pueden ayudarnos, aunque no nos demos cuenta.
El estrés que acompaña a las situaciones difíciles de la vida es más fuerte y más duradero que el estrés de todos los días. Puede ayudarte saber cómo otras personas han enfrentado una situación similar; hablar con alguien cercano sobre lo que harás; y buscar apoyo u orientación para que te ayuden a resolver, enfrentar o adaptarte a una situación específica.
A veces, sin embargo, el estrés puede superar nuestra capacidad de hacer frente a la situación. Quizás el estrés sea simplemente demasiado fuerte, no tengamos las habilidades necesarias para hacer frente a distintas situaciones o el problema que enfrentamos sea demasiado grande. Es en estos casos que el estrés puede volverse grave.
El estrés grave e intenso aparece al enfrentar una crisis personal, un desastre, un problema de salud o una afección de salud mental que parezca estar fuera de control.
Algunas de las cosas que pueden llevar a las personas a experimentar estrés grave e intenso son las siguientes:
El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es un ejemplo de estrés grave e intenso. El TEPT es un tipo específico de reacción al estrés causado por un acontecimiento traumático que es tan intenso que sobrepasa la capacidad de la persona de hacerle frente.
El estrés grave no es para nada una rutina. Probablemente necesites ayuda y apoyo en el caso de los tipos de estrés graves.
Cuando el estrés es grave, puede resultar útil hacerle frente con estas ideas en mente:
Reviewed by: D'Arcy Lyness, PhD
Date Reviewed: Jan 1, 2017