Los opioides van muy bien para controlar el dolor, pero tomar estos medicamentos implica algunos riesgos. Pueden causar graves efectos secundarios y pueden conducir a la dependencia, la adicción y la sobredosis. El uso inadecuado de estos medicamentos ha contribuido a la crisis de los opioides en EE.UU. Cientos de personas mueren por sobredosis de opioides cada día, y millones de personas luchan contra la adicción.
Si te han recetado un medicamento que contiene opioides, sigue está lista de seguridad sobre los opioides. Comparte esta información con el padre u otro adulto de confianza que te ayude a tomar, a conservar y a deshacerte de este medicamento.
Entre los opioides que se suelen recetar a niños y a adolescentes, se incluyen los siguientes:
Si tomas un opioide para el dolor durante unos pocos días, puedes presentar efectos secundarios como somnolencia, estreñimiento, picor y molestias digestivas. Cuando los opioides se toman siguiendo las indicaciones del médico, estos efectos pueden ser molestos, pero no peligrosos.
Pero tomar un opioide durante más tiempo se asocia a otros riesgos, como los siguientes:
Tomar una cantidad excesiva de un opioide o mezclarlo con otros medicamentos, drogas y/o alcohol puede ocasionar una sobredosis y la muerte.
La mayoría de los niños y de los adolescentes que toman opioides durante períodos breves de tiempo siguiendo las indicaciones de sus médicos no se vuelven adictos. Por ejemplo, un adolescente que se somete a una operación o que se rompe un hueso y se medica con un opioide recetado siguiendo las indicaciones de su médico es muy poco probable que se vuelva adicto. Pero tomar una mayor cantidad del medicamento o tomarlo durante más tiempo del indicado aumenta tus probabilidades de volverte adicto.
Compartir tus medicamentos con otras personas los expone al riesgo de adicción o de sobredosis. No compartas tu medicamento con nadie.
Algunas personas que se vuelven adictas a los opioides querrán tomar más incluso después de que se les acaben los que les hayan recetado. Esto puede llevar a conductas inapropiadas o arriesgadas, como mentir al médico para que les hagan recetas nuevas, comprar opioides a amigos, robárselos a alguien o a la familia, o bien comprar y consumir drogas que se venden en la calle (como la heroína).
A veces, algunas personas toman opioides que los médicos han recetado a otras personas. Por ejemplo, un adolescente se puede tomar la medicación que le han recetado a su hermano menor, o alguien se puede tomar el opioide de un amigo para controlar el dolor, la ansiedad o vencer sus problemas para conciliar el sueño. Estas personas pueden pensar que los opioides recetados por los médicos son más seguros que las drogas que se venden en la calle porque los recetan profesionales de la salud.
Pero los opioides de venta con receta médica pueden causar graves efectos secundarios, dependencia, adicción y sobredosis. El hecho de guardarlos bajo llave asegura que la única persona que los toma es aquella a quien se los han recetado.
En cuanto concluyas tu medicación, uno de tus padres u otro adulto de confianza se debería deshacer de una forma segura de cualquier resto de medicamento. Pregunta a tu profesional de la salud o a tu farmacéutico cómo deshacerte de una forma segura de cualquier medicamento que te sobre. Tal vez te recomienden que tires el medicamento al váter, que lo mezcles con posos de café y luego lo tires a la basura, o bien que lo lleves a un programa de recogida de medicamentos. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de EE.UU. dispone de más información al respecto.
Llama a línea nacional de ayuda SAMHSA: 1-800-662-HELP (4357). Este servicio gratuito y confidencial está disponible tanto en inglés como en español.
Reviewed by: Elissa G. Miller, MD
Date Reviewed: 10-01-2018