Los espasmos infantiles son un trastorno convulsivo que afecta a algunos bebés. Las crisis convulsivas (o espasmos) hacen que los músculos de brazos y piernas se pongan rígidos y que la cabeza del bebé se desplace hacia delante. Tiene un aspecto muy similar a la conducta del sobresalto.
Los bebés también pueden tener un desarrollo más lento de lo normal o pérdida de habilidades (como balbucear, sentarse o gatear). Aunque los espasmos suelen desaparecer cuando el niño cumple 4 años, muchos bebés con este trastorno prestarán otros tipos de epilepsia más adelante.
Los espasmos empiezan súbitamente y duran un segundo o dos. Suelen venir uno tras otro en conjuntos que duran varios minutos. Ocurren más a menudo justo después de despertarse. Se suelen confundir con el cólico del lactante, el reflujo, o el hipo.
Un bebé puede presentar:
Los espasmos infantiles (también conocidos como síndrome de West) se pueden deber a malformaciones cerebrales, infecciones, lesiones cerebrales, o vasos sanguíneos anormales en el cerebro. También se pueden dar en bebés con determinados trastornos metabólicos y genéticos. En casos raros, los espasmos infantiles de un lactante se deben a una deficiencia en la vitamina B6.
A veces, se desconoce su causa. De todos modos, cada vez se están relacionando más y más mutaciones genéticas a los espasmos infantiles.
Los espasmos infantiles los diagnostican los neurólogos pediátricos (unos médicos especializados en el cerebro, la columna vertebral y los problemas que afectan al sistema nervioso). Las pruebas que se hacen para poderlos diagnosticar incluyen:
Los espasmos infantiles se suelen tratar con medicamentos anticonvulsivos o esteroides. Si la medicación no logra controlar los espasmos, el hecho de seguir una dieta especial, como la dieta cetogénica, puede ayudar A veces, los médicos recomiendan operar al niño.
Para ayudar a su hijo, siga las instrucciones del médico relacionadas con:
Reviewed by: Harry T. Chugani, MD
Date Reviewed: 13-09-2017