Las caídas fuertes y los choques son cosas que suceden en el deporte y a menudo conllevan lesiones. Sufrir una caída sobre el hombro o caer con los brazos extendidos ejerce una tremenda presión sobre el hombro y, en concreto, sobre un hueso de tamaño reducido denominado clavícula. Si esta presión es excesiva, la clavícula se puede fracturar.
La fractura de clavícula es una de las lesiones deportivas más frecuentes entre niños y adolecentes.
La clavícula es un hueso que discurre entre la parte superior del esternón y el omóplato (o escápula) y ayuda a conectar el brazo con el resto del cuerpo. Usted puede palparse la clavícula tocándose el área comprendida entre el cuello y el hombro. La mayoría de la gente se puede ver las clavículas, que sobresalen bajo la piel, al mirase desnuda al espejo.
La fractura clavicular suele ocurrir a consecuencia de un golpe directo en el hombro o de una caída sobre un brazo extendido. Este tipo de fracturas son frecuentes en los deportes de contacto (como el fútbol, el lacrosse y el hockey) y en aquellos deportes donde existe la posibilidad de caídas fuertes (como el ciclismo, el esquí, el snowboard y el monopatín). También pueden ocurrir a consecuencia de un traumatismo directo en la clavícula durante un accidente de tráfico.
La mayoría de fracturas de clavícula se curan solas si el brazo afectado se inmoviliza de forma adecuada con un cabestrillo y se trata la lesión con hielo y fisioterapia. De todos modos, en algunas ocasiones, cuando la clavícula sufre un desplazamiento considerable o la fractura es particularmente grave, puede ser necesario realizar una intervención quirúrgica para realinear el hueso, insertando placas y tornillos para mantener la clavícula en su sitio durante el proceso curativo.
Si su hijo sufre una fractura de clavícula, sus principales síntomas serán dolor en el área afectada y dificultad para mover el brazo del mismo lado del cuerpo. Entre otros síntomas posibles, se incluyen los siguientes:
Para diagnosticar una fractura de clavícula, el pediatra les preguntará sobre cómo ha ocurrido la lesión y sobre los síntomas que presenta su hijo. El pediatra explorará el hombro de su hijo y es posible que le presione con suavidad la clavícula para comprobar si es sensible al tacto o presión, determinar la ubicación de la fractura y asegurarse de que no hay nervios o vasos sanguíneos afectados. Es posible que el pediatra evalúe la sensibilidad y la fuerza del brazo, mano y dedos para determinar si la lesión ha afectado también a los nervios.
Si el pediatra sospecha la posibilidad de una rotura de clavícula, solicitará una radiografía de hombro y del área afectada para localizar con exactitud la fractura y evaluar su gravedad. Las radiografías también muestran si hay algún otro hueso roto. En algunos casos, si se detectan más fracturas óseas o el pediatra necesita analizar la fractura más detenidamente, es posible que solicite una tomografía computarizada (TC).
La mayoría de fracturas claviculares obedecen a caídas sobre el hombro, pero también se pueden producir a consecuencia de una caída sobre un brazo extendido o de un golpe directo en la clavícula (en el marco de las lesiones deportivas o de los accidentes de tráfico). Los recién nacidos también pueden sufrir lesiones de clavícula al atravesar el canal del parto.
En una fractura de clavícula, la rotura se puede producir en tres áreas diferentes de la clavícula:
Entre los factores de riesgo que incrementan las probabilidades de sufrir una fractura de clavícula se incluyen los siguientes:
Puesto que estas fracturas ocurren de forma repentina e inesperada, son difíciles de prevenir. No obstante, si se adoptan unas cuantas precauciones, es posible reducir el riego de sufrir este tipo de fracturas:
El tratamiento de una fractura de clavícula dependerá del tipo de fractura sufrido y de lo grave que sea. La mayoría de estas fracturas se pueden tratar con simples medidas de confort hasta que se curan.
Pero aquellas fracturas donde los fragmentos de hueso de cada lado de la rotura están desalineados o donde el hueso se rompe en múltiples fragmentos (fracturas conminutas) pueden requerir una intervención quirúrgica para asegurarse de que se curan de una forma adecuada. Las fracturas abiertas, donde fragmentos del hueso roto perforan la piel, requieren un tratamiento inmediato e intensivo para reducir el riesgo de infecciones.
En aquellas fracturas donde los fragmentos óseos permanecen alineados, son recomendables los siguientes tratamientos:
Los tornillos y placas metálicas que se utilizan para tratar las facturas desplazadas, abiertas o conminutas no se tienen que extraer tras completarse el proceso curativo, a menos que provoquen irritación.
Después de la intervención, los pediatras suelen recomendar un régimen terapéutico que contribuye a recuperar el movimiento y a fortalecer el hombro. Típicamente se empieza con ejercicios de movimientos suaves y luego se añaden ejercicios de fortalecimiento mientras se completa el proceso curativo.
En los niños más pequeños, este proceso puede ser tan rápido como de tres o cuatro semanas. En los adolecentes, suele durar de seis a ocho semanas. Durante este período, su hijo debería tomarse las cosas con calma para reducir las probabilidades volverse a lesionar el hueso. Completado el proceso curativo, sigan las instrucciones del pediatra de su hijo sobre cuándo puede retomar sus actividades deportivas habituales.
Reviewed by: Alfred Atanda Jr., MD
Date Reviewed: 14-09-2014